Colegas en Londres


Tengo cierta afición a hacerme fotos con famosos. Eso sí, no vale cualquiera, tiene que ser alguien muy especial. Si han leído este blog con anterioridad recordarán unos cuantos posts que sirven de ejemplo: Al Capone, John Wayne, Clint Eastwood... Clase y distinción ante todo, como se puede comprobar en la foto de cabecera, en la que se nos ve a mis padres y a mí compartiendo pose ante los paparazzi con Susan Sarandon y Morgan Freeman.

Fue hace unos años en Londres, ciudad muy propicia para este tipo de retratos. En cualquier rincón puede surgir la oportunidad, como en una tienda de merchandising de Shaftesbury Avenue llamada Forbidden planet donde me topé con el mismísimo Doctor Who, que accedió encantado a posar a mi lado cuando se dio cuenta de que iba a sacarle una foto disimuladamente. Y, además, hizo una exhibición de su destornillador sónico.

Decía que en cualquier sitio salta la liebre y hay que llevar la cámara preparada. En otra ocasión de nuevo fue una tienda el escenario pero ésta en Oxford Street: uno de esos locales que gestionan indios y tiene todas las cosas que uno se pueda imaginar, con cierta preferencia por las más horrorosas. Hablo de horror estético pero la casualidad quiso que, en este caso, fuera en sentido literal y me encontrara con el octavo pasajero.

Echándole un poco de morro, entré y me hice la foto de rigor sin comprar nada. Lo curioso es que había una pequeña trampa. Esa araña colgante que se ve a la izquierda bajaba de pronto emitiendo una especie de chillido que pegó un buen susto a más de un cliente.

Y como pasajero precisamente hallé ocasión para la última imagen: viajando en minitren por el Espíritu de Londres. Benny Hill es el encargado de despedir a los pasajeros. ¿No oyen los acordes de Para Elisa a 45 revoluciones? Lo único que se echa de menos es al vejete calvo para que le den unas tochas en la cabeza.


Fotos: JAF y Marta B.L.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El saqueo de Mahón por Barbarroja y el fuerte de San Felipe

La Capilla Sixtina: el Juicio Final

Santander y las naves de Vital Alsar