De negros, gatos y guiris


Esta foto tragaldabas y cervecera está tomada en el pintoresco restaurante Carnivore de Nairobi, del que ya hablé en otro post. Cientos de metros cuadrados con docenas de mesas atestadas de comensales, camareros ataviados con mandil rayado imitando el pelaje de cebra y un ridículo canotier que les hace parecer recién salidos de una convención electoral yanqui. O quizá de una película musical pues de vez en cuando se juntan en torno a algún grupo de clientes para cantar el inefable Jambo Bwana o el Happy Birthday, si se da el caso de que algún comensal esté de aniversario.

Fue eśta una visita un tanto accidentada. Primero, por la decepción general cuando nos dijeron que no tenían carne de cocodrilo, lo que no sé si se debe a que ya no la trabajan o simplemente a que se les había terminado. Segundo porque en algún momento parecieron olvidarse de nosotros a la hora de servir y sólo parecía atento el orondo gato del local, que pululaba alrededor a ver si caía algo (cosa que debía ocurrir a menudo porque estaba de muy buen ver), aterrando a Madrona, que padece ailurofobia y cada vez que se acercaba el minino era como si lo hiciera un leopardo. Y tercero, porque clientes y dueños no nos aclaramos a la hora de pagar: teníamos que presentar un cupón de descuento pero lo tenía nuestro chófer en el aparcamiento (el Carnívore no está precisamente en el centro de la ciudad) y hasta que fuimos a buscarlo se negaron a rebajar la minuta.

Luego, cuando parecía aclarado el asunto y abonamos la correspondiente cantidad, nos dijeron que faltaba dinero. Uno de los billetes de 100 dólares que habíamos puesto ya no estaba y mirábamos con desconfianza a los camareros mientras ellos hacían lo mismo con nosotros hasta que finalmente apareció traspapelado entre los resguardos del descuento que había que devolverle al conductor, al cual también dedicamos alguna mirada de reojo.

Y eso que sólo fuimos ocho. El resto no quiso porque ya lo conocían. Alguien incluso apuntó que es un sitio para guiris. Tal vez sea así pero es que los españoles en África no somos otra cosa. Porque ¿qué es exactamente un guiri? Por Internet se puede encontrar alguna definición que, resumida, dice: turista extranjero que luce bronceado estilo centollo, compra un sombrero mexicano, come paella, bebe como un cosaco, cree que todos los españoles somos toreros, pretende que  hablemos en su idioma y saca fotos de las cosas más estúpidas. Tal cual, salvando las distancias culturales.

Hace poco ví el la tele a un musulmán español asegurando que esa palabra es de origen árabe. Tal vez en Ceuta o Melilla pero no en la península. Aquí la empezaron a emplear los carlistas en la primera guerra para referirse a sus adversarios, defensores de la regente María Cristina: eran los cristinos, que derivaron en guiristinos habida cuenta que, en euskera, cristiano se dice guiristino. Y, en todo caso, hay otra teoría que sitúa la palabra en las iniciales GRI (Guardia Real de Infantería) que llevaban los soldados enemigos en su chacó.

Qué cosas: empieza uno en el África negra y termina en el corazón del País Vasco. Pero, al fin y al cabo, Arzallus y la película Airbag propusieron esa simbiosis para lehendakari.

Fotos: 
Carnívoros, por Marta B. L.
El gato keniata, por JAF

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Habrá que tener en cuenta lo del origen árabe de la "palabrica". Hago ver recién llegado de Estambul que en los accesos a monumentos y otros lugares turísticos donde los nacionales no pagan y los turistas extrajeros sí, la zonas de acceso de éstos está señalizada siempre con el rótulo "GIRIS ENTRANCE".
Laura ha dicho que…
Este grupo me suena!!!!!!!!
:)
Jorge Álvarez ha dicho que…
Todos con la camiseta oficial, como puedes ver. Faltabas tú.

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