La ruta de Jack el Destripador I


Este 2013 Londres celebra una singular efeméride: los 125 años de Jack el Destripador. De su legado, para ser más exactos, que tirando de ironía se podría considerar provechoso: gracias a él han vivido cientos -o miles, vaya usted a saber- de personas, desde periodistas a autores de libros a dibujantes de cómics (y en ambos casos hay que incluir a editores, impresores y demás), pasando por el numeroso personal que trabaja en las películas  -y hay unas cuantas sobre el tema-, guías turísticos e incluso blogueros de espítitu sarcástico. En suma, que el primer asesino en serie mediático ha sido un motor de la economía de Inglaterra.

De hecho, entre las muchas visitas culturales y de ocio que puede hacer un turista en Londres es seguir la Ruta de Jack el Destripador, conociendo los rincones donde llevó a cabo sus sangrientas andanzas. Por supuesto, fue una de las cosas que llevaba en mi agenda cuando visité la ciudad por primera vez. Existe la posibilidad de contratar un tour guiado  e incluso dramatizado, a veces hasta en horario nocturno. Pero conociendo bien la historia o llevando una chuleta con las instrucciones también lo puede hacer uno mismo gratis, como fue mi caso.

Voy a contarles cómo es el itinerario, teniendo en cuenta que no se pueden seguir los asesinatos de forma cronológica por varias razones. En primer lugar porque el desarrollo urbanístico ha cambiado el aspecto del East End londinense, provocando que aquel pozo de miseria y delincuencia que el guasón Bernard Shaw dijo que estaba en deuda con el Destripador por poner en el candelero sus infectas condiciones, pasara a ser la actual zona de moda para jóvenes y estudiantes universitarios.

Segundo, porque ir siguiendo fecha por fecha los pasos de Jack obligaría a pasar adelante y atrás varias veces por el mismo sitio. Algo que llevaría todo el día y, cansancio aparte, normalmente nadie dispone de tanto tiempo; recordemos que él lo hizo a lo largo de tres meses, con una motivación especial y probablemente en un carruaje.


Secuencia histórico-criminal

El post se publica hoy, 31 de agosto, porque tal día como éste pero de 1888 se encontró el cuerpo de la comúnmente aceptada como primera víctima, Mary Ann Polly Nicholls, de 42 años, en un callejón llamado Buck's Row. Tenía dos cortes en la garganta y otro desde el abdomen hasta los órganos genitales, entre otras heridas.

Para que no se líen les resumo la secuencia histórica tal como fue ocurriendo fecha a fecha, teniendo en cuenta que no incluyo los crímenes de Emma Smith y Martha Tabram, entonces consideradas las primeras pero hoy unánimente excluidas del canon ripperiano

Así, el 8 de septiembre aparecía otro cadáver en el patio trasero del 29º de la calle Hanbury: Annie Chapman, de unos 45 años, con la cabeza casi separada del tronco y la cavidad abdominal vacía porque los intestinos se habían colocado alrededor de los hombros. También había varios objetos personales (monedas, anillos, un peine...) colocados de una forma que parecía deliberada.

El 30 de ese mismo mes de nuevo es un patio, esta vez de la calle Berner, el escenario del tercer asesinato: Elizabeth Stride, de edad similar. En este caso sólo había un corte en la garganta y el cuerpo aún estaba caliente, lo que parecía indicar que el asesino seguramente tuvo que dejar el trabajo sin terminar.

Así pareció demostrase en menos de tres cuartos de hora, cuando un policía de ronda se topó con la cuarta víctima en la plaza Mitre: Catherine Eddowes, en torno a 43 años, tajo profundo en la garganta, rostro desfigurado por heridas más pequeñas y el torso abierto en canal con las vísceras puestas otra vez en torno a los hombros.

En un callejón cercano apareció un trozo ensangretando del vestido y un graffiti en la pared que decía “The Juwes are not the men that will be blamed for nothing”, presuntamente escrito por el asesino. La traducción de esa frase es polémica; para muchos dice “A los judíos nunca se les culpará de nada” pero eso implicaría una falta de ortografía en la palabra judíos, que en inglés se dice jews. Algunos estudiosos relacionan la palabra con los Juwes, los tres asesinos legendarios del Gran Maestre Hiram Abif, al que mataron para que les revelara los secretos masónicos, de ahí la teoría que atribuye a esta secta la autoría de los crímenes londinenses.


El caso es que el Destripador se tomó un mes de descanso hasta el 9 de noviembre, en que se despidió a lo grande, matando y mutilando de forma aún más bestial a la joven Mary Jane Kelly, de 24 años, en la misma casa de ésta, en Miller’s Court. Cuando su casero fue a cobrar el alquiler se  encontró un espectáculo dantesco de carne y sangre por toda la habitación: el asesino había aprovechado que nadie le iba a molestar. Nunca apareció el corazón pero sí se conservan espeluznantes fotografías, no aptas para cualquier estómago, del escenario y el cuerpo. Arriba tienen una.

También se conservan las cartas presuntamente enviadas por Jack, lo que realmente le dio dimensión mediática. Hay cientos y casi todas falsas, escritas por periodistas que querían exprimir el tema o por gente que usaba el anonimato para explayarse (igual que ahora en Internet).

Sin embargo, parece que únicamente la encabezada con la expresión From Hell (Desde el Infierno) podría ser auténtica; le llegó al presidente del comité de vigilancia ciudadana acompañada de medio riñón, presuntamente de una de las víctimas.

Hasta aquí la historia. En el próximo post empezamos la ruta.

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