El monte Nebo


   

Moisés subió de los llanos de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisga. enfrente de Jericó. Y el Señor le mostró toda la tierra: desde Galaad hasta Dan, todo Neftalí, la tierra de Efraín y Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar Mediterráneo, el Negueb, el distrito del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras hasta Soar.
    Y le dijo: "Ésta es la tierra que yo jurá a Abraham, Isaac y Jacob en estos términos: Se la daré a tu descendencia. Te la hago ver con tus ojos pero no entrarás en ella".
(Deuteronomio 34:1)

Moisés había dudado del señor unos años antes, durante la travesía del desierto, y el castigo fue quedarse sin entrar en la Tierra Prometida. Pero el estilo grandilocuente de este libro de la Biblia es una cosa y verlo luego recreado, otra. En 1974 se hizo un serie de TV en la que Burt Lancaster encarnaba a Moisés. Al final, desde lo alto del monte Nebo, Dios le enseñaba Canaán y luego le decía condescendientemente: "Y ahora puedes morir". Y ante tan singular misericordia, el profeta se acostó para exhalar su último suspiro, acunado por los acordes de Ennio Morricone.

La escena me quedó grabada para siempre en la mente, por eso algún día, decidí, tenía que ir personalmente a conocer ese monte. Finalmente lo conseguí, viajando a Jordania, donde lo llaman Siyagha. Obviamente, aunque la tradición cuenta que Moisés fue enterrado allí mismo, no hay rastro de esa tumba. De hecho, es más que probable que ese personaje sólo fuera una figura mítica, necesaria para cubrir el hueco dejado por los grandes monarcas hebreos (Saúl, David, Salomón...), puesto que no hay referencia alguna sobre él fuera de la Biblia; ni siquiera en Egipto, donde se supone que había alcanzado cierta importancia.

Consecuentemente, también el Éxodo tendría mas de leyenda que de realidad: al margen de la credibilidad de los milagros (paso del Mar Rojo, el maná...) ¿Cómo se las arreglaron los judíos para tardar cuatro décadas en hacer un viaje que apenas llevaría un  mes? Claro que el cuarenta era un número simbólico; cuarenta días se retiró Moisés al desierto y otros tantos estuvo lloviendo durante el Diluvio Universal, entre otros ejemplos.
 

 
Así que en la cima del Nebo no hallé el sepulcro de Moisés, sólo una gigantesca rueda de piedra que en otro tiempo sirvió de puerta a una tumba que, desde luego, no era la suya. Claro que tampoco hay constancia de que fuera inhumado; otra versión dice que ascendió a los cielos. Todo ello suponiendo una vez más (y es mucho suponer) que el Nebo actual sea el monte bíblico de ese episodio.

Pero desde aquellos ochocientos diecisiete metros de altura, azotado por un fuerte viento, sí pude contemplar la misma presunta panorámica que él: la gran mancha azul del Mar Muerto y el valle del Jordán, además de las montañas. También las montañas de Judea y Samaria y, claro, el desierto de Judá. Asimismo, siguiendo las indicaciones de un cartel y con una vista de lince, se pueden otear hoy Qumran, Belén, el lago Tiberiades y hasta el Monte de los Olivos.  

En la cima, donde está ese mirador con un típico cartel indicando la dirección de cada cosa y su distancia, al lado de una gran cruz de bronce (obra del artista contemporáneo Gian Paolo Fantoni), se erigió una ermita en el siglo IV que, a su vez, sirvió de referencia para que se abriera un monasterio. El cenobio sobrevivió a guerras y luchas, pero no a un terremoto que acaeció en el año 551; aunque fue reconstruido, nuevos seísmos volvieron a destruir el complejo. 


Ahora hay una nueva comunidad de monjes franciscanos que, ayudados por arqueólogos, excavan y restauran los restos, entre ellos unos espléndidos mosaicos, las celdas, la cocina y el refectorio. Ciencia, historia, arte y, si acaso, turismo. ¿Qué más se puede pedir? Ah, sí: la voz de Dios dando permiso para morir; pero eso, mejor dentro de unos años.

Fotos: JAF

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias por su interés en conocer el monte Nebo, me encantaría ir por allá. La tumba de Moisés nunca la encontrará nadie, pues la Biblia dice que Dios lo sepultó y nadie sabe donde es el lugar exacto, así que no hay que intentar buscarla. Ya se nos dice que no se encontrará. Si pudo constatar que desde allí se ve todo lo que se indica en La Biblia, ¿Por qué ser tan incrédulo del resto? Yo creo en Dios y en su Palabra. El lo ama tanto que envió a su único hijo para que muriera en su lugar y le diera la vida eterna. Eso solo lo puede tener si reconoce que es pecador y cree en Cristo como su Salvador. Siempre gracias por contarnos cómo es el monte Nebo.
Jorge Álvarez ha dicho que…
Gracias por el comentario positivo, a pesar de todo.
La Biblia no es un libro de historia ni lo pretende ser, especialmente el Antiguo Testamento, pero el mensaje cristiano puede resultar igualmente válido para los creyentes.
Por eso no se trata de ser crédulo o no al visitar los lugares que cita el texto.
Al margen de creencias, se puede disfrutar enormemente viendo y pisando la misma tierra que sus personajes. Yo lo hice y seguro que cualquiera también.
Un saludo,

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