El Muro de John Lennon

Praga es una de esas ciudades que atesoran grandes monumentos y con siglos de antigüedad: palacios, puentes, calles, iglesias y muchas cosas más que resisten inalterables el paso del tiempo y le confieren al lugar una consistente pátina de Historia. Sin embargo, uno de los rincones que me parecen más curiosos es el Lennonova Zed, el Muro de John Lennon, porque se ha convertido en un atractivo turístico sin ser más que una pared con pintadas, con un pasado menos auténtico de lo que se piensa y encima de aspecto tan feo como continuamente cambiante.

Habría que añadir que no es fácil de encontrar, pese a hallarse en uno de los barrios céntricos, Malá Strana, cerca del popular Puente de Carlos IV, quizá porque hay que internarse por un callejón en dirección a la isla Kampa. Siguiendo ese camino se llega a la Velkoprevorské Námestí, la plaza del Gran Priorato, así llamada al estar en ella la sede del Gran Priorato de los Caballeros de Malta. Es un sitio lleno de palacetes y embajadas.


Frente a la de Francia, ubicada en el Palacio Boqoy, se alza un muro que cierra parte del Priorato. Su aspecto no es precisamente bello porque está lleno de graffitis pero ahí está la clave: es el mencionado Muro de John Lennon, una pared donde los estudiantes checos de tiempos de la Guerra Fría escribían frases contra el comunismo; el régimen mandaba borrarlas... y volvían a aparecer al poco tiempo. De hecho, los estudiantes convirtieron el lugar en punto de reunión, seguramente porque la presencia de las embajadas les daba cierta seguridad.

En aquellos años, la juventud sobrellevaba la falta de libertad con el entusiasmo por la música de los Beatles, aún cuando muchas canciones fueran censuradas. Ya tenéis a Lenin, dejadnos a Lennon, insistían ellos. Cuando en 1980 el cantante fue asesinado, el muro se cubrió con retratos y letras suyas, así como lemas pacifistas y motivos florales de inspiración hippie.


Luego llegó la Revolución de Terciopelo, se acabó la época comunista y las autoridades decidieron restaurar la pared. La alisaron (su superficie era rugosa) e invitaron a todos a decorarla rememorando los tiempos anteriores. Así que, contra lo que creen quienes lo visitan, todos los graffitis que lo cubren actualmente son recientes, no de los años difíciles. Quizá por ello la mayoría son tan burdos. Y se pinta y repinta encima una vez tras otra, así que la próxima vez que visite la capital de la República Checa seguramente tendrá un aspecto diferente

Fotos: JAF

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