La Fuente Mágica de Montjuïc

Uno de los primeros viajes propiamente dichos que hice en mi vida fue a Barcelona. Por entonces mi edad se contaba con los dedos de una sola mano, así los recuerdos que tengo de aquellas vacaciones décadas después son más bien escasos, salvo algunos detalles. Uno de ellos es la Fuente Mágica de Montjuïc.

En realidad no es una única fuente sino un conjunto formado por estanques  y cascadas que monumentalizan la Avenida de María Cristina, zona baja desde el Palau Nacional hasta la Plaza de España, gracias a sus juegos de agua, luz y música, que se combinan -dicen que hay miles de opciones- para formar el mágico espectáculo que le da nombre.

Vista panorámica desde lo alto del Palau Nacional
El punto central es una fuente más grande, circular, con un diámetro de 65 metros, una profundidad de 1,80 y un chorro que puede alcanzar medio centenar de altura. Se compone de una doble pileta por la que circula un caudal  de 2.430 litros por segundo.


Una de las cascadas laterales
En fin son algunos datos para hacerse una idea del aspecto general, que se debe a Carlos Buigas. Este ingeniero industrial la diseñó para la Exposición Universal que tuvo lugar en España en 1929. Se empezó a construir el año anterior y para terminarla a tiempo tuvieron que trabajar 3.000 obreros. La pena es que ocupó el lugar de las Cuatro Columnas de Puig i Cadafalch, que fueron derribadas.

Buigas, sin embargo, era uno de esos tipos que trascienden el estrecho corsé de su profesión, puramente técnica. Además de ingeniero industrial fue periodista y escritor pero, sobre todo, se le puede considerar un artista. Incluso un artista actual, de esos cuyas obras son instalaciones, porque además de las fuentes luminosas y el teleférico que une la Barceloneta con Montjuïc, sus dos proyectos más ambiciosos son realmente inauditos.

Tanto que nunca llegó a realizarlos. Uno fue el Teatro Integral, donde los intérpretes actuarían en un escenario que combinaba tablas y telón tradicionales con fuentes y surtidores iluminados de forma muy particular y todo ello acompasado con música. Al otro, todavía más original, lo bautizó como la Nave Luminosa y consistía en un barco cargado de luz que surcaría los mares para llevar un mensaje de paz a todas partes. Fue catalogado "De interés nacional" pero no salió adelante.

Detalle de los surtidores
La luz, pues, era el componente principal de sus obras. Por eso la Fuente Mágica merece la pena verse de noche, reforzada por los proyectores de detrás del Palau. En verano es los jueves, viernes, sábados y domingos de 21:00 a 23:30; en invierno los viernes y sábados de 19:00 a 21:00.

Fotos: JAF y Marta B.L

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