Monasterio de San Jerónimo: marinos y poetas (y elefantes, y saltamontes...)


En julio de 1499 arribaba a Lisboa una carabela llamada Berrio. Era el último barco que quedaba de los 4 que componían la flota de Vasco de Gama (que llegó en septiembre porque tuvo que detenerse en las Azores para enterrar a su hermano). Habían zarpado de la capital portuguesa 2 años antes, doblado el Cabo de Buena Esperanza y, tras tocar algunos puertos del Océano Índico, alcanzar la India y establecer una factoría comercial.

Así que a Portugal sólo regresaba un navío con 55 de los 148 aventureros que iniciaron el viaje, pero el descubrimiento de aquella nueva ruta para traer especias supuso un triunfo que el rey Manuel I quiso celebrar por todo lo alto. Y decidió fundar un colosal monasterio en la freguesia de Belem, que es donde se halla la desembocadura del Tajo y, por tanto, el puerto.

El Monasterio de los Jerónimos fue construido sobre la Ermida do Restelo, una iglesia fundada por su predecesor, Enrique el Navegante, también para celebrar los periplos marítimos lusos, en la que solía reunirse Vasco de Gama con sus capitanes para planificar los viajes. Inspirándose en un diseño inicial de Diogo de Boitaca, los trabajos se iniciaron en 1501 y no se terminarían hasta 60 años más tarde, dirigidos fundamentalmente por otros arquitectos como Juan de Castilla o Diego de Torralva (que eran españoles, por cierto).


El resultado fue un gigantesco edificio de 300 metros de fachada de estilo manuelino, que combina aspectos del gótico flamígero y renacentistas y que contaba con varias dependencias. La primera, la iglesia de Santa María de Belem, en cuyo interior se pueden ver las tumbas de Vasco de Gama, Luis de Camoes (no es el único poeta en el monasterio; también está Fernando Pessoa) y varios reyes, entre ellos el propio Manuel.

Sin embargo, están vacías, ya que el marino murió en Cochin (India) y de allí sus restos fueron trasladados a Vidigueira, no quedando claro si luego se llevaron al monasterio o no, mientras que el cuerpo de Camoes se perdió durante el terremoto que sacudió la capital en 1755. O sea que no sólo en España perdemos cadáveres famosos. En cambio, sí yace allí el monarca, en un peculiar mausoleo sostenido por elefantes de piedra.

Además hay una sacristía, una sala capitular, un  refectorio, un enorme dormitorio de 185 metros de longitud (que en 1850 se reformó para convertirlo en Museo Arqueológico, dado que los monjes ya no residían en el cenobio al haber sido expulsados 2 décadas antes) y, sobre todo, el espléndido claustro de 2 pisos donde la filigrana lo cubre todo y se pueden descubrir gárgolas tan sorprendentes como la de la foto, con forma de saltamontes.

Fotos: Marta B.L.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy interesante todo lo informado.
estuve alli y es magnífico.
no me queda claro si Vasco da Gama esta en verdad alli.
Jorge Álvarez ha dicho que…
Nadie sabe con seguridad si el cuerpo Vasco de Gama está allí o no. Para ello tendrían que abrir el sepulcro y comprobarlo, y normalmente hay muchas reticencias a ese tipo de actuaciones. De todas formas, la persistencia de ese enigma aumenta el interés del lugar dánd

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