El barrio copto de El Cairo (I)

Patio de la casa del Patriarca Copto en El Cairo (John FrederickLewis)
 
¿Qué tienen en común personajes de religiones diferentes como Dios, Alá, la Virgen María, Osiris, Mahoma o Ra, por citar sólo algunos? Respuesta: todos se hicieron hueco en Egipto. Unos en situación privilegiada mientras que otros son sólo objeto de interés para el turismo histórico y algunos, los menos, conservan su modesto espacio como pueden. Pero El Cairo, sobre todo, permite hacer un recorrido religioso a lo largo de miles de años.

Está claro que quien visita el país lo hace pensando, en primer lugar, en el testimonio monumental de la época faraónica: los complejos de Giza, Sakkara, Tebas, Karnak y Abu Simbel, fundamentalmente, que son sus principales iconos. Algo que se completa con el patrimonio islámico, que se centra, sobre todo, en la Ciudadela de Saladino cairota, con sus mezquitas y su fortaleza. Pero, además, la egipcia también fue tierra cristiana y sus practicantes actuales se agrupan en la capital en el llamado Barrio Copto, que suele atraer a los viajeros de miras amplias (o con más tiempo de visita).

Los coptos constituyen un pequeño grupo étnico-religioso pero, a la vez, son la minoría más grande deĺ Próximo Oriente al sumar un diez por ciento de la población de Egipto. Ya no utilizan su idioma tradicional -que curiosamente derivaba del demótico hablado en la última etapa faraónica- más que en los oficios religiosos (son ortodoxos), usando el árabe en la vida cotidiana. Pero siguen mostrándose orgullosos de ser anteriores a los musulmanes, pues éstos no conquistaron Egipto hasta el siglo VII mientras que ellos están allí desde el IV, en una expansión que tomó Alejandría como punto de partida trescientos años antes, con la llegada de San Marcos. Algunos dicen que incluso más atrás, si se hace caso a los voluntaristas que retrotraen su origen a los tiempos de los faraones. De hecho, la palabra copto procede del griego kuptios, término sincopado de las palabras Αίγύπτιος Aigyptios y cuyo significado es "egipcio".

Evangelio Apórcrifo de Juan

Es evidente la relación entre griego y copto. Ambos tienen un alfabeto formado por veinticuatro letras, aunque el segundo añade otras seis procedentes del demótico. Algo que ayudó a Champollion a traducir la famosa Piedra Rosetta. El copto se convirtió en una lengua eminentemente cultural y litúrgica gracias a los escritos y traducciones realizados por monjes cristianos, ya que Egipto experimentó una auténtica explosión monástica de la que el ejemplo más popular que queda es el cenobio de Santa Catalina, que está al pie del monte Sinaí. De hecho, en 1945 se encontraron en Nag Hammadi, cerca de Luxor, unas vasijas que contenían más de un millar de textos de los siglos II y III d.C. entre los que figuraban evangelios, cartas y libros diversos, unos religiosos y otros clásicos. Estaban escritos en dialecto sahídico, el más común, típico de la región tebana, aunque había otros como el bohaídico, propio de Menfis y el litoral norte.

Entrada al Barrio Copto
El Barrio Copto de la capital, también conocido como Viejo Cairo y que tiene por nombre oficial Qasr al-Sham, es una especie de isla urbana rodeada de murallas romanas, presuntamente construidas por Trajano, en las que se abren las clásicas cuatro entradas. Dentro, una vez pasados los controles policiales (los coptos no están muy seguros en el contexto religioso del Egipto actual), espera un laberinto de callejuelas jalonadas por multitud de negocios y puestos de venta que le dan ese aire pintoresco que uno espera de un rincón bimilenario. El ambiente resulta un poco más relajado que el del resto de la ciudad, sin el ensordecedor ruido del tráfico ni el bullicio de las grandes avenidas.

Según cuenta la tradición, es el lugar donde se escondió durante unas semanas la Sagrada Familia (o sea, San José, la Virgen y su hijo Jesús), escapando del asesinato de recién nacidos decretado por Herodes el Grande -Egipto era una provincia romana y por tanto, fuera de la jurisdicción herodiana-. Así se cuenta en el Evangelio de San Mateo
Tan pronto como se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".  Él se levantó, tomó al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi hijo".
La veracidad de este episodio es muy escasa porque no hay ninguna fuente histórica que acredite la matanza de los inocentes, creada seguramente para establecer un obvio paralelismo con la historia de Moisés y hacer cumplir algunas profecías. Pero la relación de Egipto con estos personajes es intensa y en los evangelios apócrifos hay más capítulos dedicados a esa huida, algunos de corte muy ingenuamente fantástico. Es el caso de Matariya, un distrito del norte de El Cairo, donde se sitúa un sicomoro conocido como el Árbol de la Virgen porque en él se apoyó ésta para descansar (en realidad se trataría de uno nuevo, nacido de un esqueje que tomó un fraile franciscano en 1656  ante el mal estado del original; pero quien se toma la molestia de llegar hasta allí no se anda con detalles).

La huida a Egipto según Fra Angélico
 
Sin embargo, en buena medida, el revival de todos esos episodios, más míticos que otra cosa, es el gran atractivo de la visita al barrio: en la cripta de la iglesia de San Sergio, por ejemplo, está la gruta donde se estableció la Sagrada Familia; la sinagoga Ben Ezra se alza sobre un templo copto anterior en el lugar donde fue hallada, entre los juncos de la ribera del Nilo, la cesta en la que abandonaron a Moisés; la iglesia de Santa Bárbara se construyó para albergar las reliquias de una mártir de dudosa existencia asesinada por su propio padre por convertirse al cristianismo, el monasterio de San Jorge tiene una argolla con la que San Jorge encadenó al dragón; etc. 

[continuará]

Comentarios

Entradas populares de este blog

El saqueo de Mahón por Barbarroja y el fuerte de San Felipe

La Capilla Sixtina: el Juicio Final

Santander y las naves de Vital Alsar