Neura con la meganeura

Cuando visité Mallorca por primera vez yo era muy pequeño. Tanto que, sin proponérmelo, me trasladé al Carbonífero y ni me dí cuenta, tal cual hubiera hecho el John Carter de Edgar Rice Burroughs , desmayándose y despertando en Marte; sólo que, en mi caso, sin que me persiguieran los indios. A mí me persiguió una libélula . Todo empezó en aquellos primeros años setenta de los que no hace mucho la gente se empeñó en recuperar la horrible moda de los pantalones de pata de elefante, las patillas de bandolero de Sierra Morena y las gafas tipo ojos de mosca (sí, ya sé que siempres se puede ir a peor y ya ahí están los ochenta con las hombreras, los pelos engominados y los calientapiernas). Acababa de asistir con mi familia al espectáculo nocturno del hotel, donde una especie de Manolo Escobar con una pajarita al cuello que parecía un cóndor hacía de maestro de cermonias y se entregaba en cuerpo y alma a animar a las hordas de guiris,con el Qué viva España , cuando mis padres decidier...