La Campa Torres, viajando al pasado astur y romano de Gijón
Dejando atrás los rigones invernales, en España mayo suele ser un mes tirando a templado, en el que la primavera empieza a ceder el paso al verano amablemente. Pero en el norte -aunque cada vez menos- lo hace a regañadientes y es probable que todavía sea necesario ir abrigado, si el día se presenta gris o se está en determinadas zonas. La costa, por ejemplo, donde no resulta raro que sople un viento frío y húmedo, sobre todo si uno pasea por el borde del mar, y se asoma a acantilados desprotegidos. Es lo que me pasó cuando decidí hacer una visita a la Campa Torres ; pese a que ni llovía ni el cielo estaba especialmente plomizo, el pertinaz Eolo empujaba las nubes empeñado en que me embutiera hasta el cuello so pena de regalarme una faringitis. El cabo Torres es un pequeño saliente que se adentra tímidamente en las bravías aguas del Cantábrico, sobre cuyo nivel se eleva un centenar de metros cortados a pico en la roca. Un sitio pelado, desnudo de vegetación salvo por la alfombra de...