Las huellas de la Operación Antropoide en Praga (I)

El Mercedes verde avanzaba sobre el empedrado de la calle Rude Armady de Praga con su capota hacia atrás, dejando ver las siluetas de sus ocupantes: un conductor y el pasajero del asiento de atrás, ambos tocados con sus inconfundibles gorras en las que brillaba la insignia plateada de una siniestra calavera. Al llegar a la curva de Holeschowitz redujo su velocidad y un miliciano dio la señal con destellos de un espejo. Había llegado el momento y Josef Gabcik , soldado checo reconvertido en comando por los británicos, salió de su escondite, apuntó con su fusil ametrallador y apretó el gatillo pero los nervios le hicieron olvidar quitar el seguro. Presa del pánico, creyendo que se había encasquillado, arrojó el arma e intentó huir. El coche se detuvo bruscamente. Ni a Klein, el chófer, ni al obergruppenfüher , el pasajero, les había pasado inadvertido el incidente. Ambos sacaron sus pistolas pero entonces apareció Jan Kubis , otro comando, y arrojó una granada. La explosión ...