El rapero de Uganda

"Me dio un cuchillo que le entregué a los cultivadores de mijo, que me dieron mijo, que le di a una gallina, que me dio un huevo, que le di a los niños, que me dieron un mono, que le di al rey, que me dio una vaca, que usé para casarme con mi mujer..."
(You want another rap, DJ Sevo)

Por si alguien no lo sabe, el intérprete de esta canción, el tal DJ Sevo, es el mismísimo presidente de Uganda, Yoweri Museveni. No se sonrojaría aunque pudiera porque carece de complejos. Es el mismo que abolió el límite de mandatos a los que se puede presentar, que afirma dormir abrazado a un fusil y que persigue implacablemente a los homosexuales como método para combatir el SIDA. Y además lo de cantar no es una idea original: Andry Rajoelina, presidente de Madagascar, la tuvo antes.

África no tiene suerte con sus mandamases. Basta un vistazo por encima y uno no sabe si echar a correr, ponerse a vomitar o simplemente partirse de risa cuando ve la recua de impresentables que hay subidos al poder por esos lares. Pero Uganda, con permiso del fantoche Bokassa -del que no me resisto a poner la foto de su grotesca coronación imperial (!) porque siempre me fascinó su desfachatez-, parece irradiar un especial protagonismo en ese sentido. Si Milton Obote inauguró la etapa independiente derogando la constitución para evitar que le llevaran a juicio por traficar con oro, después le sustituyó Idi Amín Dadá, que había sido su socio en el negocio. Fue como saltar de la sartén al fuego. ¿Qué más se puede decir de alguien que se autoproclama último rey de Escocia medio en broma pero, ay, también medio en serio? Cuando alcanzó la cifra de 300.000 muertos emprendió una huida hacia adelante atacando Tanzania, cuyo ejército le daba cien vueltas, y fue derrocado... por Obote, otra vez, que se dedicó a represaliar a sus partidarios. Luego llegó Museveni, que no abrió la política al multipartidismo hasta hace seis años, tras un referéndum.

Bokassa se creía Napoleón pero literalmente
Lo cual no impide que siga siendo un impresentable, claro. Este verano, en una visita al país, me lo contaba la guía que tuvimos durante la estancia, Laura. Nuestro grupo tenía habitaciones reservadas en el Hotel Masindi, el más antiguo de Uganda, donde se alojó en su día el equipo de rodaje de La reina de África. O sea, que íbamos a hospedarnos en el mismo sitio que John Huston, Humphrey Bogart y Katherine Hepburn, nada menos, aparte de Ernest Hemingway. Es el establecimiento habitual con el que trabaja su agencia pero en el viaje anterior al nuestro, narraba, tras una larga jornada de safari, llegaron a la recepción para encontrarse con que el presidente Museveni y su corte habían ocupado todo el Masindi sin importarles que ya hubiera una decena de reservas. Y, por supuesto, no se habían molestado en buscar alternativas a los desahuciados. Así que Laura y su equipo se vieron obligados a buscar otro hotel, tras pasar el que supongo que sería uno de los momentos más bochornosos de su vida.

Yoweri Museveni, DJ Sevo para los fans, rapeando
Cosas de África. Tampoco es para quejarse en exceso; la dura vida del turista, como dicen por esos lares. A los locales, en cambio, los torturan y los echan a las fieras, como en tiempos de Amín, cuando los cocodrilos vivieron una edad de oro porque tenían comida fácil a diario.

Comentarios

jaime ha dicho que…
jojo me parto...

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