El despertar de la momia
Este es un post para frikies muy (pero que muy) frikies que se me ocurrió el otro día mientras escribía sobre los derviches. Entonces, hablando sobre aquel espectáculo al que asistí en El Cairo, mencionaba que, aparte del baile giróvago, también hubo danza del vientre y ambas actuaciones estaban amenizadas por músicos tradicionales egipcios. Bien, hagamos un alto y cambiemos de tercio.
Nos retrotraemos al año 1981, cuando en el cine aún había películas no comerciales y series B. Aquel verano entré en una sala para ver uno de esos títulos que luego sólo se podrían encontrar en vídeo-clubs y actualmente hay que rastrear por Internet. Se llamaba El despertar de la momia y había que verla para creerla; era tan mala que pasó a formar parte de mis favoritas. ¿El argumento? Grandioso: un equipo de publicistas de moda que están rodando en Egipto eligen como decorado la tumba de Shafiramán, personaje siniestro que fue enterrado vivo junto a sus acólitos por su depravada afición al canibalismo. El calor de los focos despierta a las momias -en serio-, que se dedican a matar a todo quisque con preferencia por las modelos.
Lo mejor llega al final en una escena antológica. En El Cairo se celebra una boda local a la que son invitados algunos de los protagonistas. Hay fiesta y la gente cena, ríe y baila al son de la música tradicional que tocan unos músicos con sus arcaicos instrumentos. De pronto alguien corre la cortina tras la que debe aparecer la novia... ¡y se la encuentran siendo devorada por los esbirros momificados de Shafir-Amán! Cunde el pánico y se produce la desbandada mientras las momias-zombie antropófagas se tiran sobre los invitados para continuar la pitanza, originando una caótica matanza gore. Tengo unos abdominales como los de Cristiano Ronaldo de tanto reir porque reviso de vez en cuando el filme -me lo descargué, evidentemente-.
Pero lo más increíble de todo fue viajar a Egipto veinticinco años después y, en plena cena de turistas bajo una carpa, ver aparecer al grupo de la foto. ¡Jua, jua, eran los mismos que tocaban en la boda de la película! Parecía haberme trasladado al celuloide, como en La rosa púrpura de El Cairo -muy apropiado el título, por cierto- pero al revés. Y claro, je, je, sigo teniendo los abdominales de Cristiano Ronaldo.
Fotos:
Músicos egipcios, por Marta B.L. (2005)
Cartel de la película Dawn of the mummy
Fotos:
Músicos egipcios, por Marta B.L. (2005)
Cartel de la película Dawn of the mummy
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