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Mostrando entradas de mayo, 2010

Neura con la meganeura

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Cuando visité Mallorca por primera vez yo era muy pequeño. Tanto que, sin proponérmelo, me trasladé al Carbonífero y ni me dí cuenta, tal cual hubiera hecho el John Carter de Edgar Rice Burroughs , desmayándose y despertando en Marte; sólo que, en mi caso, sin que me persiguieran los indios. A mí me persiguió una libélula . Todo empezó en aquellos primeros años setenta de los que no hace mucho la gente se empeñó en recuperar la horrible moda de los pantalones de pata de elefante, las patillas de bandolero de Sierra Morena y las gafas tipo ojos de mosca (sí, ya sé que siempres se puede ir a peor y ya ahí están los ochenta con las hombreras, los pelos engominados y los calientapiernas). Acababa de asistir con mi familia al espectáculo nocturno del hotel, donde una especie de Manolo Escobar con una pajarita al cuello que parecía un cóndor hacía de maestro de cermonias y se entregaba en cuerpo y alma a animar a las hordas de guiris,con el Qué viva España , cuando mis padres decidier

No es serio este cementerio

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Antes de nada, un poco de Historia. En el verano de 1967 el presidente de Egipto , Gamal Abder Nasser , exigió la retirada de la UNAF, la fuerza de interposición que la ONU había asentado en la península del Sinaí tras la crisis de Suez once años antes, y empezó a acumular tropas en la frontera con Israel . El Gobierno de Tel Aviv, receloso, decidió dar el primer golpe, por si acaso: el 5 de junio, mediante la llamada Operación Focus , la aviación israelí arrasó por sorpresa a su adversaria egipcia casi sin dejarla salir de los hangares y luego el Tsahal (ejército de tierra) invadió la península con facilidad. Jordania y Siria acudieron en ayuda de Egipto y acabaron maltrechas: la primera perdió las franjas de Gaza y Cisjordania, la segunda vio aniquilados dos tercios de su fuerza aérea y conquistados los Altos del Golán. En menos de una semana -se la llama la Guerra de los Seis Días -Israel se había adueñado de todos estos territorios más Jerusalén Este. El Sinaí sería devuelto

D-Fens

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Costa Rica acaba de celebrar elecciones y tiene nueva presidenta, Laura Chinchilla , que ya ha declarado que su prioridad es poner coto a los crecientes índices de criminalidad nacional . No es una ocurrencia política sino una demanda de los ciudadanos en general, hasta ahora poco acostumbrados a tales porcentajes. Y debe ser cierto. El verano pasado estuve en esa tierra y, aunque por suerte no fui víctima de ningún delito, pude ver indicios de que algo no iba del todo bien, imágenes que nunca había visto en otros lugares. La capital, San José , no es precisamente una belleza -desde luego no concuerda con el resto del país-, asemejando una villa grande, sucia y caótica. Como suele ocurrir, el centro aún da el pego pero los barrios jamás ganarían un concurso de belleza urbana. En esas zonas buena parte de las edificaciones son casas bajas unifamiliares, modestas, algo decrépitas. Pero, sobre todo, fortificadas , como si guardaran en su interior todo el oro precolombino que no pud

Los camellos mascan chicle de cola

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No es la primera vez que hablo de camellos en este blog ni, probablemente, será la última. Algo parecen tener estos animales, además de la joroba y aspecto desgarbado, para protagonizar anécdotas cada vez que uno se topa con ellos. Las he vivido en Egipto, en Jordania, en Marruecos, en Canarias, en Kenia... Lástima que no siempre me diera tiempo a inmortalizarlas en vídeo o foto, pero alguna que otra sí que ha quedado plasmada para la posteridad. Es el caso de la imagen que vemos aquí, sacada en las Cuevas de Hércules , entre Larache y Tánger , Marruecos . Se trata de un lugar pintoresco, unas grutas naturales excavadas por el mar en los acantilados atlánticos del país alauita convenientemente explotadas para el turismo: hay restaurantes, grupos de música étnica local, trajes folklóricos para retratarse con ellos, un mono que se las sabe todas y docenas de tiendas de souvenirs dentro de la misma caverna. Pero me llamó especialmente la atención la siesta que se pegaba el dromedar