Megalitos en las Orcadas
Si recuerdan, en el último post contaba cómo Walter Scott situó la segunda mitad de su novela El pirata en Kirkwall, capital de las Islas Orcadas. Y decía que no me resistí a acercarme hasta allí cuando visité Escocia. Pues bien, aunque el grueso de la narración y el momento cumbre transcurren en esa pequeña localidad, hay también una escena cuyo escenario es otro destacado rincón de la isla principal.
Me refiero al llamado Standing Stones of Stennes, un crómlech que se localiza sobre el istmo que separa el lago homónimo del Harray enlazando Mainland con la península de Stromness. Consiste en una decena de menhires dispuestos formando un anillo que se alinea en línea recta con otro más grande situado a poco más de un kilómetros, sobre un promontorio: el Círculo de Brodgar (foto de cabecera).
Las piedras erguidas de Stennes |
Tan fantástico decorado ("círculo de piedras emblanquecidas por los rayos del sol naciente extendiendo al Oeste su sombra gigantesca" en palabras de Scott) sirve para la cita entre el capitán pirata Cleveland y su amada. Y aunque las cosas se tuercen para ellos en la narración, el escritor tiene tiempo de aportar un breve apunte histórico; no muy exacto, todo sea dicho, pero es lo poco que se sabía en el siglo XIX:
"Si no están equivocados los que atribuyen aquel singular monumento a los druidas, Minna pudiera pasar por el Haxa o gran sacerdotisa de aquella orden, de cuyas manos esperaba algún campeón su iniciativa. Atribuyendo a aquel círculo un origen godo o escandinavo, pudiera haber sido reputada por Freya, esposa del dios Tonante, a cuya presencia aquel osado rey del mar se prosternaba con un respetuoso temor que ningún otro mortal le podía inspirar".
Hoy sabemos que ese monumento tiene entre tres y cinco mil años de antigüedad y que se construyó en pleno Neolítico para las ceremonias religiosas que se celebraban durante el crepúsculo. Las piedras, de unos cinco metros de altura pero muy delgadas, se distribuyen en una elipse de cuarenta y cuatro metros de radio rodeada por un foso y un terraplén. Fuera de esa estructura se sitúa la piedra más grande, conocida como Watch Stone, que supera los cinco metros y medio.
Otro menhir solitario |
Aún así, el sitio resulta pequeño comparado con el vecino Ring of Brodgar, que con sus ciento cuatro metros de diámetro conserva en pie veintisiete de los sesenta menhires originales en torno a un foso central. Al igual que el anterior, fue erigido en la Edad de Piedra, más o menos en la misma época que el popular Stonehenge. Y es que si bien las Orcadas son hoy un lugar algo desangelado, en la Prehistoria eran un auténtico cruce de caminos y estaban bastante pobladas -para los baremos de entonces- gracias a la fértil tierra -había vastos bosques de abedules- y un clima más benigno que el actual -que se enfrió hacia el año 2300 a.C-.
El Círculo de Brodgar |
Alrededor de estos monumentos megalíticos se han descubierto abundantes restos de enterramientos, siendo el más destacado la Tumba de Maes Howe: un túmulo funerario ubicado entre Stromness y Finstown que acumula cuatro mil quinientos años y, junto con otro cercano más pequeño, el de Unstan, forma la parte superior de una T respecto a la línea de Stennes y Brodgar. A Maes Howe, bastante bien conservado, se accede por el mismo pasadizo por el que entran los rayos del sol la noche del solsticio de invierno para iluminar la cámara interior; en ésta, sostenida por pesadas losas de treinta toneladas, hay unos graffitis rúnicos dejados por unos vikingos que buscaron refugio durant una tormenta en el siglo XII.
El túmulo de Maes Howe |
Lógicamente, donde hay sepulturas también hay asentamientos. En el mismo istmo se encuentra Ness of Brodgar, un importante complejo religioso descubierto hace apenas diez años y aun en fase de excavación. Y al otro lado, en una tranquila playa de la bahía de Skaill, es recomendable visitar el poblado neolítico de Skara Brae, el mejor conservado del norte de Europa. Ya volveré sobre el tema otro día; al fin y al cabo, todo el conjunto descrito (y más cosas que no caben aquí) está protegido como Patrimonio de la Humanidad y uno se libra de los tópicos de las gaitas y las faldas de cuadros por un tiempo.
Fotos: Marta B.L. y JAF
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