Una visita a la Cueva de las Brujas de Zugarramurdi
Érase una vez un inquisidor de naturaleza escéptica que desconfiaba de la creencia en la brujería y que fue enviado por el Consejo de la Suprema Inquisición a instancias del obispo de Pamplona, tan receloso del tema como él, a investigar un extraño caso que estaba ocurriendo en varias comarcas del norte de Navarra. Un comisario y dos inquisidores pertenecientes al Tribunal de Logroño habían abierto un proceso varias personas, acusadas de brujas por una vecina que aseguraba haber participado en aquelarres. Otras que acudieron a la ciudad para testificar a su favor acabaron asimismo tras las rejas y, al cabo de varios meses, el número de inculpadas (e inculpados, que, frente a lo que suele pensarse, los archivos demuestran que también hubo muchos procesos por brujería masculina en la época) sumaba tres centenares. Cuando empecé a preparar mi viaje a Navarra tenía claro que ante todo y por encima de todo -y al final hubo bastante- tenía que acercarme hasta Zugarramurdi, a ver la fam...