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Mostrando entradas de enero, 2016

El Papamoscas de Burgos

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"El Papamoscas soy y el Papamoscas me llamo, este nombre me pusieron   hace ya quinientos años. Desde esta ojiva elevada contemplo la gente loca que corre apresurada para verme abrir la boca. Y qué contentos me miran sin cansarse de esperar; a los listos y a los tontos los engaño de verdad. Porque no es el Papamoscas el que solo hace la fiesta , también los que estáis abajo y tenéis la boca abierta". Para la mayoría de la gente, el papamoscas es un pequeño pájaro que tiene su menú preferido en esos insectos y se los come dejando la boca abierta para que ellos mismos vayan a su perdición. Los aficionados a la historia saben que también fue el nombre de un periódico satírico del siglo XIX que sobrevivió durante primer cuarto del XX. Pero para los nativos de Burgos y quienes visitan la ciudad con animo turístico, el Papamoscas , con mayúscula, es algo muy diferente: "Hay cosas en Burgos, dignas de admirar, que envidian la Corte y el mis

Carnaval, el mundo al revés

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La forma de celebrar el Carnaval hoy en día es tan variada como el propio mundo. Está claro que, al menos en el plano formal, no se parecen nada el de Venecia -elegante, elitista, sugestivo- al de Río de Janeiro -popular, caótico, desmadrado-, como tampoco los españoles entre sí: los del sur, con mención especial para Cádiz , con sus típicas chirigotas y murgas, se muestran diferentes a los del norte, que en sitios como Asturias , Galicia o Navarra conservan un sabor antropológico muy acusado, sustituyendo versos satíricos y música chillona por cencerros y pieles de oso (símbolo de ritos de fecundidad), o a los de Castilla , donde el citado carácter moralista suele plasmarse en el linchamiento de un muñeco (véase Pero Palo en Villanueva de la Vera); tampoco se parecen, más que en su esencia, los desfiles de vestidos espectaculares de los carnavales canarios al Descenso de Galiana de Avilés .    El caso es que en España hay una gran variedad de festejos y, si echamos u

Los cañones del Castillo de Edimburgo

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Hay montones de cosas que ver durante una visita al Castillo de  Edimburgo ( Escocia ), desde museos militares a las joyas de la monarquía escocesa, pasando por construcciones medievales, calabozos, iglesias y otros edificios de usos históricos diversos. Pero lo que atrae la atención al pasear al aire libre por el recinto es su amplia e interesante colección de cañones . Se distribuyen por las almenas en grupos que reciben el nombre de su ubicación: Batería de Media Luna, Batería de la Muralla Delantera, Batería de Dury... De todos ellos hay que destacar la Batería de Argyle , construida en 1730 y ubicada frente a la Gran Escalera, en el primer tramo de la fortificación. Se llama así en honor del duque de Argyll, famoso por haber derrotado a los jacobitas en Sheriffmuir, en 1715. Sin embargo, los protagonistas de ese rincón, los cañones, fueron prestados por la Armería Real y son posteriores; se fabricaron en 1810 en el contexto de las Guerras Napoleónicas y, de hecho, llevan

Castel Nuovo, la residencia real de Nápoles

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Hasta hace poco, un español debía sentirse en Nápoles como en casa. En realidad, en Italia no sólo  de esa ciudad sino también otras, especialmente del norte, que tuvieron una estrecha relación con nuestro país por su posición estratégica; Génova , por ejemplo, era el punto de concentración de tropas y salida del llamado Camino Español, la ruta que seguían los Tercios hacia Flandes. Pero muchos de esos contingentes llegaban precisamente desde Nápoles.    La capital de la sureña región de Campania quedó definitivamente ligada a España desde que Alfonso V el Magnánimo , monarca de Aragón, acudiera en ayuda de Juana II (Giovanna de Durazzo), dado el asedio que sufría por parte de Luis III de Anjou, quien reclamaba su derecho al trono. Juana nombró a Alfonso heredero, pero luego tendrían sus diferencias y los aliados se convirtieron en enemigos, con el aragonés obligado a refugiarse en Castel Nuovo hasta que la llegada de su flota le permitió tomar el reino y echar a Juana. Luego pasa

El Salón del Trono

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En diciembre de 2016, el rey Felipe VI grabó su discurso navideño en el Salón del Trono del Palacio Real. Para muchos fue un descubrimiento, ya que nunca lo habían visto, pese a que ese edificio (que no es la residencia real pese a lo que dijeron algunas voces poco documentadas; el Rey vive en La Zarzuela y el Palacio Real es de titularidad estatal, o sea de todos los españoles, gestionado por Patrimonio Nacional) es uno de los principales atractivos monumentales del país. Y tiene razones para ello, ya que fue escenario de grandes acontecimientos de la Historia e ilustres personajes pisaron sus exquisitas alfombras, aunque en la actualidad sólo se usa en ocasiones especiales , como la firma del tratado de adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, la celebración de la Pascua Militar o el recibimiento del monarca a los invitados a las cenas de Estado. De hecho, antes recibió otros nombres como Salón de Embajadores, de Besamanos, de Reinos y de Audiencias, lo q